Ambiente y manejo de los residuos, los puntos más críticos
Tres especialistas evalúan los principales déficits ambientales, entre ellos el tránsito. Critican la falta de planificación y la ausencia de mecanismos de participación ciudadana.
Los puntos críticos en el balance de los ocho años de gestión de Ramón Mestre están relacionados a temas ambientales. Por ejemplo, no se pudieron erradicar basurales, el enterramiento sanitario está al borde del colapso y el río Suquía continúa altamente contaminado por los líquidos cloacales, con un impacto que trasciende los límites de la ciudad y llega a la laguna de Mar Chiquita.
Federico Kopta, del Foro Ambiental Córdoba, habló de 20 años de degradación ambiental continua de la ciudad. “El 40 por ciento de ese tiempo corresponde a la gestión municipal que está concluyendo”, remarcó.
Sobre estos últimos años, destacó el desorden territorial que causaron los convenios urbanísticos y la congestión progresiva del tránsito por el excesivo uso de vehículos particulares, “lo que incrementó las emisiones de contaminantes gaseosos, en especial sustancias orgánicas volátiles”.
Kopta también puso como ejemplos los desbordes cloacales y el “deterioro y colapso de la planta de tratamiento de efluentes cloacales de Bajo Grande”.
Al respecto, recordó que se verificaron descargas al río Suquía en más de 24 mil veces los niveles permitidos para bacterias coliformes fecales. “Además, está probado que el aporte de fósforo vertido desde Bajo Grande llega a la laguna Mar Chiquita, provocando su eutrofización”, agregó el biólogo.
Otro aspecto que destacó Kopta es el de la deficiente gestión de residuos sólidos urbanos.
Sobre ese eje también habló Matías Roldán, de la Red Nuestra Córdoba, quien recordó que se sancionó una ordenanza nueva pero que fue “cuasicopiada y pegada de manuales obsoletos, por lo que carece de adaptación sociocultural y de un proceso de análisis de las causas del problema y de participación ciudadana en el mismo”.
Roldán destacó que se abrieron datos sobre la generación de residuos y se plantearon proyectos específicos como Cormecor, la Corporación Intercomunal para la gestión de los residuos del área metropolitana, una empresa controlada por el Estado que proyecta un complejo ambiental que dé por finalizado el esquema de enterramiento sanitario. Según Roldán, “al menos comenzaron a hablar de la temática de generación y tratamiento de los residuos sólidos urbanos”.
No obstante, observó que hay “total ausencia de mecanismos participativos y técnicos” en Cormecor.
“Tras ocho años de gobierno, se comunicó una gestión integral que nunca lo fue”, afirmó Roldán. Sostuvo que en el primer período de gestión, el manejo de residuos se ocupó específicamente de la recolección y disposición final en enterramientos, que se intentó subsanar mediante la separación de origen a cargo de los centros verdes.
No obstante, advirtió que estas instalaciones están desaprovechadas en todo su potencial, ya que la recolección diferenciada “muchas veces culmina en una mezcla de fracciones en el mismo camión”.
Roldán consideró que hay que analizar los pliegos de licitación de gestión de residuos, “que hoy llevan a Córdoba a abonar casi el 17 por ciento de su presupuesto en sólo el paseo de los residuos desde casa hacia un enterramiento a punto de estallar”.
Vehículos y barrios privados
Otro tema que los expertos vinculan es el aumento de la cantidad de vehículos que circulan por la ciudad, que duplicó su parque automotor, y la expansión de la mancha urbana de la mano de la proliferación de barrios cerrados.
La arquitecta Carol Burton sostiene: “Se decidió dar más espacio al auto, basado en la creencia generalizada de que el éxito de una sociedad se mide no en términos de ‘medidas humanas’, como equidad y sustentabilidad, sino en términos económicos, como la expansión del mercado; mientras son innumerables los beneficios que generan las inversiones en mejora del transporte público, ciclovías, veredas, circuitos peatonales, básicamente dar protagonismo al ciudadano, que produce y que consume. No sólo al auto”.
Respecto del desarrollo de barrios privados, opinó: “Se hizo un esfuerzo enorme para completar infraestructuras y llevar servicios (siempre deficitarios) a barrios periféricos, mientras que la tendencia y el sentido común determinan que es la densificación mediante el fomento de la construcción en media altura una de las respuestas más adecuadas”.
Y, en ese punto, remarca: “En ocho años de Mestre, la proliferación indiscriminada de barrios privados y pequeños complejos de viviendas ha ayudado a generar brechas masivas. Han abonado el terreno para la multiplicación de grandes superficies comerciales cerradas, que, sin estar en desacuerdo con su existencia, no son el tipo de espacios de encuentro que generen un impacto positivo en términos de bienestar”.
Fuente: La Voz del Interior